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Autor: Farmacia La Victoria

Antihistamínicos, qué son y cómo usarlos

 

Los antihistamínicos son medicamentos muy comunes que podemos comprar sin receta en nuestra farmacia de confianza. Generalmente, se usan para contrarrestar y aliviar los síntomas a diferentes reacciones alérgicas, persistentes o estacionales, como la alergia a los ácaros o el picor de las erupciones cutáneas provocadas por enfermedades como la varicela. Pero, a pesar de ser medicamentos seguros, si los usamos sin conocimiento, o abusamos de ellos, pueden acarrearnos riesgos significativos para nuestra salud.

 

¿Para qué sirven los antihistamínicos?

 

Los antihistamínicos son un grupo de fármacos que inhiben los efectos de la histamina y se utilizan, principalmente, para el tratamiento sintomático de enfermedades alérgicas  causadas por la acción de la histamina.

La histamina es una sustancia química fabricada y almacenada en células especializadas llamadas mastocitos, y en unos glóbulos blancos de la sangre llamados basófilos. Participa en muchos procesos fisiológicos, como reacciones alérgicas, y también a nivel del sistema nervioso central, decretando la sensación de hambre y los ritmos de sueño-vigilia. Estas acciones se llevan a cabo a través de cuatro tipos de receptores: H1, H2, H3 y H4. Aunque existen inhibidores específicos para cada tipo de receptor, el receptor H1 es el objetivo determinado para los antihistamínicos.

Existen unos cincuenta antihistamínicos actualmente en distribución, con efectos secundarios, metabolismo, perfil de interacciones y farmacologías distintas. Los antihistamínicos por vía intravenosa o intramuscular se usan como complemento de la adrenalina y los corticoides, en tratamientos de anafilaxia o choque alérgico generalizado.

Los antihistamínicos se unen a los receptores H1 sin activarlos, manteniéndolos en su forma inactiva, logrando que no originen reacciones alérgicas en la piel ni sobre la mucosa respiratoria. Presentan algunas propiedades antiinflamatorias, refrenando la liberación de histamina por los mastocitos e impidiendo reacciones alérgicas.

Desde el punto de vista clínico, los antihistamínicos se clasifican en:

  • Antihistamínicos clásicos o de primera generación: Fármacos que, aunque penetran bien en el sistema nervioso central y son poco selectivos en sus acciones, causan: sedación, somnolencia, efectos anticolinérgicos y aumento de apetito, por lo que pueden ocasionarnos problemas con el rendimiento escolar y laboral, o accidentes domésticos y automovilísticos. Su uso es para controlar los picores, la tos catarral, el insomnio o las rinoconjuntivitis alérgicas, entre otros. Y se trasforman con rapidez en derivados inactivos, por lo que deberemos tomarlos tres o cuatro veces al día; hay casos en que se inyectarán vía intramuscular o intravenosa. Los antihistamínicos clásicos más usados son: la hidroxicina, la difenhidramina y el dimenhidrinato, la clorfeniramina y dexclorfeniramina, la azatadina y la coproheptadina, el ketitofeno, la prometazina y la doxepina.
  • Antihistamínicos sedantes o de segunda generación: Mayormente, son derivados o análogos de los de primera generación, pero nos exponen menos en todas aquellas actividades que requieren mantener cierto grado de alerta. Pueden ser administrados en una sola dosis, pero no sirven para nauseas o mareos y, por el momento, no existen soluciones inyectables. Los antihistamínicos de segunda generación más usados son: levocetirizina, cetirizina, desloratadina, fexofenadina, ebastina, loratadina, bilastina, mizolastina, mequitazina y rupatadina. La acrivastina oral y la epinastina, siempre por vía oral o en colirio. Y, únicamente por vía tópica, en colirios o espráis nasales: azelastina, alcaftadina, levocabastina u olopatadina, bepotastina y emedastina.

 

¿Cómo y cuándo puedo tomar antihistamínicos?

 

 Los antihistamínicos son un tratamiento para contrarrestar los síntomas de la alergia, no para curar enfermedades, por ello suelen tomarse ‘a demanda’ y en función de los síntomas. Pero, para reacciones alérgicas muy persistentes puede ser más adecuado un tratamiento continuo o único que, además, pueda prevenir nuevos síntomas. Por ello, decimos que podemos tomar antihistamínicos:

  • Todos los días, para mantener los síntomas bajo control.
  • Sólo cuando surjan los síntomas.
  • Antes de que aparezcan los síntomas, anteponiéndonos a aquellos fatores que sabemos que los causan.

Es imperativo seguir las indicaciones de nuestro profesional sanitario de confianza antes de tomar antihistamínicos. La elección de un tratamiento continuo de antihistamínicos o a demanda, así como el tipo y la dosis exacta para cada persona, no podemos tomarla por nuestra propia cuenta y riesgo, debemos seguir las indicaciones de un profesional sanitario para evitar posibles complicaciones. Dicho profesional nos dirá:

  • El tipo de antihistamínico más adecuado para nuestra dolencia.
  • Si debemos tomarlo con agua, comida o bien en forma de gotas o spray.
  • Qué cantidad debemos tomar, cuántas veces al día y durante cuánto tiempo. Algunos antihistamínicos funcionan unas cuatro o seis horas, otros de doce a veinticuatro, y otros combinan con descongestionantes.
  • Con qué otros fármacos se pueden mezclar y con cuáles no. Por ejemplo, los antidepresivos, algunos remedios para la tos y los tratamientos para la úlcera están contraindicados.
  • Si tomar antihistamínicos es adecuado para la edad del doliente o no, sobre todo tener en cuenta los niños muy pequeños y los adultos mayores de sesenta y cinco años.
  • Qué antihistamínicos son los más indicados durante el embarazo o la lactancia.
  • Qué antihistamínicos producen mayor somnolencia.

 

¿Existen contraindicaciones a la hora de tomar antihistamínicos?

 

Ya hemos dicho que es imperativo seguir las indicaciones de nuestro profesional sanitario de confianza para tomar antihistamínicos, pero también es importante estar al tanto de algunos datos que nos ayudarán a evitar problemas mayores, por ejemplo:

  • Casi todos los antihistamínicos pueden interactuar con otros fármacos que usen las mismas vías metabólicas (antibióticos, antifúngicos, antihistamínicos H2, antidepresivos, antirretrovirales, etc.…).
  • Algunos pueden comunicarse con otros fármacos, afectando al trazado de un electrocardiograma (sobre todo en personas en tratamiento para arritmias u otras cardiopatías, antiparasitarios, inhibidores del vómito, neurolépticos y psicótropos, etc.…).
  • Es importante suspender la toma de antihistamínicos varios días antes de hacernos las pruebas de la alergia o podrían invalidar los resultados.
  • Los antihistamínicos potencian los efectos sedantes del alcohol, los tranquilizantes o los hipnóticos.
  • Algunos antihistamínicos deberíamos evitar tomarlos con según qué alimentos, por ejemplo: productos fermentados, verduras como la berenjena, embutidos crudos, frutillas, tomates o chocolate. La FDA (Food and Drug Administration), incluye ocho alimentos que debemos evitar, especialmente si tenemos anticuerpos específicos: leche de vaca, huevos, pescados, crustáceos, frutos secos, maní, trigo y soja.
  • Hablamos de fármacos que desarrollan tolerancia (cuanto más se toman, menos efecto hacen), por lo que pueden llegar a ser adictivos. 

Es especialmente importante consultar con nuestro profesional sanitario de confianza si:

  • Estamos pensando en dar antihistamínicos a niños menores de doce años de edad.
  • Estamos pensando en suministrar antihistamínicos a personas mayores de sesenta y cinco años, especialmente los de primera generación, por sus efectos sobre el sistema nervioso central.
  • Especialmente importante consultar qué antihistamínicos tomar durante la gestación, sobre todo hasta la octava semana. La hidroxicina, por ejemplo, se ha relacionado con la toxicidad fetal.

Consejos para combatir la astenia primaveral

 

La astenia primaveral no está considerada una enfermedad mental , por lo que la intervención médica no es un requisito indispensable. Su seguimiento puede liderarlo nuestro farmacéutico/a de confianza, pues él/ella será el profesional sanitario más próximo. Nuestra farmacia de confianza nos dirá si debemos acudir o no al médico y si nuestros síntomas físicos están causados o no por una enfermedad, ya sea orgánica o mental.

 

Cómo prevenir los síntomas de la astenia primaveral

 

Como los síntomas de la astenia primaveral son particulares en cada individuo, y no suponen una patología, las medidas a tomar dependerán del estado de salud y el grado de equilibrio psicológico y físico de cada persona individualmente, y deberán tratarse a largo plazo, con el objetivo de comprobar su evolución y valorar su eficacia y resultados.

Una vez hecha la evaluación individual inicial, el siguiente paso es incorporar medidas que nos ayuden a revertir síntomas como: apatía, falta de energía, cansancio, problemas de concentración o falta de lívido, entre otros.

Generalmente, dichas medidas están basadas en la disminución o eliminación de hábitos tóxicos y una dieta sana y equilibrada. Veamos algunos de los hábitos de vida saludable que nos pueden servir como prevención de un cuadro asténico:

La primera es establecer horarios para las horas de descanso, tanto para dormir como para reposar. La astenia primaveral afecta a la secreción de melatonina, que es la hormona que induce al sueño, así que, ya tenemos la excusa perfecta para procurarnos un buen reposo; siete horas diarias de sueño efectivo es lo que se recomienda para personas adultas. Busquemos un ambiente cómo y adecuado, sin luz o ruidos que puedan molestarnos, y cenemos de forma ligera para evitar que la digestión interfiera en la conciliación del sueño.

Lo siguiente es anticiparnos al cambio horario que se sucede en primavera. ¿Cómo lo hacemos? Pues, adaptando gradualmente nuestra rutina diaria a los nuevos horarios primaverales, teniendo en cuenta que nuestras horas de descanso deben ser regulares.

Practicar deporte de forma regular y moderada nos ayudará a liberar estrés, conciliar el sueño y a abrir el apetito. También nos proporcionará dopamina, serotonina y endorfina, sustancias encargadas, entre otras cosas, de proporcionarnos sensación de placer y hacer que nuestro organismo cumpla correctamente sus funciones.

A la hora de comer, procuremos hacer cinco comidas diarias: desayuno, aperitivo, comida, merienda y cena.

El tiempo libre de calidad nos ayudará a disfrutar de una actitud positiva y una buena salud mental, más aún si lo aprovechamos para realizar actividades al aire libre que nos nutran de vitamina D, y nos conferirá tiempo para realizar ejercicios de respiración profunda que nos ayuden a relajarnos.

Si padecemos de astenia primaveral y queremos evitarla deberemos plantearnos, ineludiblemente, abandonar hábitos tóxicos como fumar, beber en exceso o tomar sustancias tóxicas estimulantes.

Como recomendación directamente relacionada con la salud mental, es muy aconsejable que nos ocupemos de nuestras emociones, identificando las situaciones que nos generan malestar y poniendo nuestros esfuerzos en resolverlas, en la medida de lo posible. Una actitud positiva ayudará a minimizar el trastorno depresivo y evitar una posible enfermedad mental, si se considera necesario, la intervención de un psicólogo nos ayudará enormemente a identificar dichas situaciones desagradables y encontrar las pautas adecuadas según nuestras necesidades y preferencias.

 

Remedios naturales y complejos vitamínicos para combatir la astenia primaveral

 

Dentro de los hábitos de vida saludable no puede faltar una alimentación equilibrada. Una dieta adecuada nos ayudará a revertir los síntomas de la astenia primaveral:

Bajemos el consumo de grasas y alimentos precocinados, aumentemos la fibra con frutas y hortalizas; las fresas, los albaricoques y los limones nos ayudarán a aumentar nuestros niveles de vitamina C, B, A y K, y la verdura de hoja verde nos aportará ácido fólico y vitalidad. Compremos alimentos estacionales, pues ayudarán a nuestro organismo a extraer de ellos los nutrientes que necesita para combatir los síntomas de la astenia primaveral. El consumo de pescado azul y la toma adecuada de agua (litro y medio diario) serán nuestros aliados, y evitemos el café y otras bebidas excitantes.

Cuando los hábitos alimenticios no son suficientes para conseguir una cantidad de vitaminas suficientes para que nuestro organismo reduzca o elimine, por sí mismo, los síntomas de la astenia primaveral, podemos acudir a complejos vitamínicos y suplementos minerales, como alternativa complementaria para mejorar nuestro estado de cansancio o decaimiento. Siempre como medida complementaria, no como sustitutivo de una alimentación sana y equilibrada.

Las cantidades a consumir nunca deben superar las ingestas diarias recomendadas (IDR) porque, en vez de ayudarnos, podría ir en detrimento de nuestra salud mental y física. Algunos de estos complejos vitamínicos pueden ser:

Polen o jalea real contra el decaimiento y los síntomas de astenia, con propiedades tonificantes y estimulantes que ayudan a mantener el dinamismo y afrontar el decaimiento.

Los preparados de ginseng, guaraná o ginkgo, puesto que tienen propiedades tonificantes y reconstituyentes, y ayudan a superar el cansancio y a mejorar la sintomatología general de la astenia primaveral.

Cantidades importantes de hierro combinado con vitaminas: C, E, B1, B2, B3, B6, B12 y ácido fólico, nos ayudará a recuperar la vitalidad.

La vitamina B, primordial para la producción de energía, el mantenimiento de los tejidos y el funcionamiento de los órganos, es esencial en la mayoría de las principales reacciones metabólicas y juega un papel importante para las células sanguíneas, las hormonas y la función del sistema nervioso.

Hemos puesto algunos ejemplos, pero estos complejos vitamínicos no deben tomarse a la ligera y sin conocimiento, pues pueden provocar incompatibilidades y empeorar nuestro estado de salud, tanto mental como física.

Es necesario dominarlos bien y haberlos estudiado, tanto para establecer pautas de administración como para tener en cuenta incompatibilidades e interacciones. Por ello, es imperativo que, antes de consumir complejos vitamínicos, consultes en tu farmacia de confianza y sean ellos quienes tomen la decisión final.

La astenia primaveral y sus síntomas

 

La astenia primaveral, aunque no está considerada una enfermedad, supone un problema de salud mental para todos aquellos que la padecen. Los cuadros asténicos ya suponen del 10% al 20% de los pacientes que acuden a la consulta del médico en las primeras semanas de la primavera.  Profundicemos en sus características:

 

Astenia primaveral y salud mental

 

La astenia primaveral está relacionada con los cambios horarios y las variaciones climatológicas propias de la primavera. Podría definirse como una sensación pasajera de dificultad de adaptación (un trastorno adaptativo), tanto física como intelectual, al aumento de horas de luz diurna y su consecuente modificación de nuestra rutina diaria, y a los cambios climatológicos propios del paso del invierno a la primavera, como son: las subidas de temperatura, de presión atmosférica o de la humedad ambiental.

Estas circunstancias animan a nuestro organismo a una regulación de nuestros ritmos circadianos, con cambios en la secreción de determinadas hormonas, como: endorfinas, cortisol o melatonina, entre otras. Dichos cambios hormonales alteran nuestros ritmos biológicos para adaptar el consumo de energía a las nuevas condiciones ambientales. Por todo ello, la astenia primaveral es una sensación transitoria que desaparece en una o dos semanas, dependiendo de la persona.

Si nos propusiéramos analizar estas sensaciones, relacionadas con la salud mental y experimentadas por un alto porcentaje de la población, deberíamos acudir a la cronobiología, que es la ciencia que estudia los cambios rítmicos que experimentamos los seres vivos en las diferentes estaciones del año, incluso en el transcurso del día.

La astenia primaveral, al no tener una causa orgánica definida, no está considerada como enfermedad mental en el Catálogo de Clasificación Internacional de Enfermedades de la Organización Mundial de la Salud ,pero el número de pacientes que acude al médico por cuadros asténicos en los últimos años ha crecido exponencialmente, y se estima que sobre un 2% de la población sufrirá sus efectos de salud mental en alguna de las etapas de su vida.

Podríamos atribuir, en parte, dicho crecimiento, a las características de entorno de las sociedades actuales, como: la hiperactividad, la sobrecarga laboral, las relaciones sociales complejas, etc.… Características que reducen nuestra capacidad adaptativa ante los cambios. Una situación de estrés, de depresión o de ansiedad, o enfermedades mentales provocadas por las dificultades de la vida, también podrían originarla, incluso una enfermedad orgánica (alteraciones cardiacas, pulmonares, infecciones, etc.…) podría considerarse como el origen de su aparición.

Al tratarse de un trastorno adaptativo, los sujetos más susceptibles a padecerlo son los que sufren de alergia estacional, los niños, los ancianos y aquellos que padecen alguna patología crónica o situación médica de fragilidad. Los cambios hormonales propios del cambio de estación explicarían también porqué las personas entre los 20 y los 50 años, y un porcentaje mayor de mujeres que de hombres, son más propensos a padecerla.

 

Astenia primaveral, síntomas y relación con otras enfermedades mentales

 

La astenia, como enfermedad mental, es un síntoma caracterizado por la sensación de cansancio y debilidad. La astenia primaveral, al ser un trastorno adaptativo relacionado con la salud mental, engloba síntomas que pueden variar dependiendo de cada persona y que recogen desde una sensación inexplicable de tristeza hasta algo tan inespecífico como el “tener pocas ganas de hacer nada”. Por lo general, los signos físicos más comunes son: 

  1. Cansancio y somnolencia durante el día.
  2. Falta de energía, debilidad general y tono vital bajo.
  3. Problemas de concentración, trastornos de memoria y fatiga intelectual.
  4. Trastornos del sueño, que van desde la dificultad para conciliarlo a la sensación intensa de sueño.
  5. Nerviosismo, irritabilidad, ansiedad, cambios de humor y melancolía inexplicable.
  6. Alteraciones del apetito o aumento inexplicable de la sensación de hambre.
  7. Hipotensión, mareos y cefaleas.
  8. Dolor muscular y articular.
  9. Inapetencia sexual, disminución de la libido y disfunción eréctil.

Existe una patología psiquiátrica denominada ‘Trastorno afectivo estacional’ que sí está contemplada como categoría diagnóstica psiquiátrica. Una enfermedad mental que viene acompañada de algunos síntomas coincidentes con los signos físicos de aquellos que padecen de astenia primaveral, como pueden ser: tristeza, poca energía o trastornos del sueño.

El trastorno afectivo estacional es un tipo de depresión que va y viene con las estaciones, pero, en su caso, generalmente comienza a finales de otoño, o principios de invierno, y desaparece durante la primavera. Se desconocen sus causas, aunque se han encontrado coincidencias como: los desequilibrios de serotonina, la insuficiencia de vitamina D o la presencia excesiva de melatonina en el organismo.

Cuando estos síntomas se prolongan durante más de seis meses, no mejoran con descanso y no existe problema físico o psicológico que los explique, podemos encontrarnos ante un caso de fatiga crónica, una enfermedad mental con una evolución a largo plazo que comporta un alto grado de incapacidad física para realizar actividades corrientes, incluso es posible que no podamos ni salir de la cama.

Esta enfermedad mental suele afectar a personas sanas de todas las edades, aunque es mayoritaria entre adultos jóvenes y mujeres. Tiene un diagnóstico complejo, ya que no se pueden hacer pruebas o análisis específicos, pero también presenta síntomas neuro psicobiológicos como: irritabilidad excesiva, confusión, fotofobia, olvidos, depresión o escotomas visuales transitorios, u otros como: febrícula o algias en las adenopatías de las cadenas ganglionares cervicales o axilares.

No se conoce la causa de la fatiga crónica y, a veces, dos o más desencadenantes trabajan juntos para ocasionar esta enfermedad.

Si la astenia no tiene causa orgánica conocida, hay que aliviar o disminuir sus síntomas hasta encontrar la enfermedad que la ocasiona, pues la astenia puede aparecer en múltiples infecciones y enfermedades como: insuficiencia cardíaca, amigdalitis bacteriana, cáncer, anemia, covid-19, fibromialgia o sida, entre otras.

Cuando nos encontramos ante alguno de estos casos debemos acudir al médico para que nos haga un diagnóstico preciso.  

Cómo bajar el colesterol malo

El colesterol malo es aquel que nuestras lipoproteínas acumulan en las arterias pudiendo producir inflamaciones en la pared arterial que, al crecer, obstruirán la luz del vaso sanguíneo pudiendo llegar a romperlo. Bajar el colesterol malo debería ser una prioridad para todos, teniendo en cuenta las tasas de mortalidad e invalidez que conlleva. Vemos cómo:

 

Remedios para bajar el colesterol malo

 

Existen remedios para bajar el colesterol malo pero, antes de ponerlos sobre la mesa, veamos los factores que los determinan.

Los niveles altos de ‘colesterol malo’ (colesterol LDL y triglicéridos altos o C-VLDL), se deben, principalmente, a dos factores:

  • Algunas personas generan, de manera natural, niveles de colesterol que superan los 800 o 1000 mg/dl. Suelen tener antecedentes familiares de colesterol LDL alto, enfermedades cardiovasculares o han heredado afecciones genéticas que les impiden eliminar su exceso de ‘colesterol malo’. Hablar con un lipidólogo (especialista en colesterol) resolverá nuestras dudas y diagnosticará si nuestro colesterol malo nos viene de familia.
  • La mala alimentación es uno de los principales motivos externos para que se nos disparen los niveles de ‘colesterol malo’ (colesterol LDL y triglicéridos altos C-VLDL). Pero también intervienen el sobrepeso, una vida excesivamente sedentaria, el tabaquismo, mucho estrés o la baja calidad de nuestras horas de descanso.

 

Dieta para bajar el colesterol malo

 

Bajar el colesterol LDL y los triglicéridos altos (C-VLDL), si su aumento es debido a factores externos, empieza con un cambio en nuestro estilo de vida. Un estilo de vida más saludable, sumado a una dieta para bajar el colesterol malo apropiada, serán nuestros principales factores de defensa. Entre los cambios que mejores resultados ofrecen, encontramos:

  • Eliminar las grasas trans que figuran en los alimentos con la etiqueta: ‘aceite vegetal parcialmente hidrogenado,’ prohibidos por la FDA desde el pasado 1 de enero 2021.
  • Reducir la ingesta de grasas saturadas que se encuentran, principalmente, en las carnes rojas y los productos lácteos enteros, y aumentar del consumo de frutas, vegetales y cereales integrales.
  • Autoridades internacionales recomiendan comer tres porciones de verduras cocidas y dos porciones de fruta al día, pero recuerda que las patatas no cuentan como verdura, son carbohidratos y contienen almidón (como el pan o el arroz).
  • Limitar el consumo de grasas de origen animal, una dieta baja en sal, sustituir las bebidas azucaradas por agua, consumir alcohol con moderación y controlar el estrés.
  • Tener un peso saludable, partiendo siempre de nuestra constitución. Podemos controlar nuestro peso mediante el índice de masa muscular (IMC), que se calcula con la siguiente fórmula: peso (kg)/altura (elevada al cuadrado). Los valores de IMC recomendados están entre 18,5 y 24,9.
  • La grasa abdominal es peligrosa porque los lípidos que libera en la sangre hacia el hígado pueden acumularse en forma de triglicéridos y desarrollar una enfermedad cardiovascular. Y, además, la grasa abdominal puede motivar una resistencia a la insulina, con el riesgo de acabar sufriendo diabetes. La organización mundial de la salud recomienda que la circunferencia de la cintura de un hombre no sea mayor a 94 cm y la de una mujer menor de 80 cm. Para saber si el peso de tu zona abdominal es excesivo debes averiguar tu índice cintura-cadera (ICC). Para ello, coge una cinta métrica y mide tu cintura en su punto más estrecho, luego mide tu cadera en su punto más ancho y, finalmente, divide la medida de tu cintura entre la de tu cadera y tendrás tu ICC.
  • Si, además, te interesa controlar tu presión arterial con asiduidad, puedes comprar un tensiómetro digital en tu farmacia más cercana y verificar, desde tu propia casa, tu presión arterial. La presión arterial ideal es de 120 sobre 80, o menos (presión sistólica/presión diastólica).
  • El monóxido de carbono que contienen los cigarros eleva el colesterol malo y reduce el colesterol bueno. Se considera que, cada vez que se inhala humo de tabaco se reducen los vasos sanguíneos. Al año de haber dejado de fumar, el riesgo de padecer una enfermedad cardíaca se reduce a la mitad, el colesterol bueno aumenta, y la circulación sanguínea y la función pulmonar mejoran.
  • Realizar un mínimo de treinta minutos de ejercicio moderado diario, o bien ejercicio intenso veinte minutos tres veces por semana, ayuda a aumentar las lipoproteínas de alta densidad (colesterol bueno).

 

Remedios para bajar el colesterol malo

 

Cuando un cambio en nuestro estilo de vida no es suficiente para conseguir un nivel de colesterol adecuado, es muy probable que el médico nos aconseje acompañarlo con remedios para bajar el colesterol malo, conocidos como fármacos hipercolesteroleicos. Normalmente nos lo aconsejará cuando:

  • Ya hemos tenido un accidente cardiovascular.
  • Padecemos una enfermedad arterial periférica.
  • Nuestro nivel de colesterol malo está por encima de los niveles saludables.
  • Tenemos entre 40 y 75 años, sufrimos diabetes y nuestro nivel de colesterol malo es igual o mayor a 70 mg/dL.
  • Tenemos entre 40 y 75 años, alto riesgo de padecer una enfermedad cardíaca o un accidente cardiovascular y nuestro nivel de colesterol malo es igual o mayor a 70 mg/dL.
  • Otros problemas de salud.

Existen varios tipos farmacológicos para bajar el colesterol malo, consulta en tu farmacia de confianza antes de decidirte por alguno de ellos:

  • Estatinas, que impiden que el hígado genere colesterol.
  • Secuestrantes de ácidos biliares para disminuir la grasa ingerida con la alimentación.
  • Inhibidores de la absorción de colesterol para rebajar el colesterol captado con los alimentos y reducir los triglicéridos.
  • Bloqueadores de las proteínas PCSK9 para apoyar al hígado a la hora de remover y eliminar el colesterol malo en sangre.
  • Fibratos para reducir los triglicéridos altos y aumentar el colesterol bueno.
  • Niacina para disminuir el colesterol malo y aumentar el colesterol bueno.
  • Otros medicamentos únicamente indicados para personas con trastornos hereditarios.

Estos fármacos deben ser aconsejados por un profesional, nunca consumidos sin previa consulta ni para sustituir una alimentación sana y equilibrada.

Colesterol, niveles normales y peligrosos

A pesar de tener muy mala fama, el colesterol es una sustancia vital para el correcto funcionamiento de nuestro organismo. Su mala reputación es debida a que puede provocarnos enfermedades que pueden llevarnos a la invalidez e incluso a la muerte. Vemos porqué:

 

Qué es el colesterol

 

El colesterol es una sustancia grasa que circula por la sangre a través de las lipoproteínas. Su presencia es esencial para las membranas celulares que envuelven nuestras células, de gran importancia para la síntesis de determinadas hormonas, para producir vitamina D y para los ácidos biliares que nos ayudan a digerir los alimentos.

Nuestro cuerpo necesita colesterol para construir células sanas y lo obtiene tanto internamente, gracias al hígado, como externamente, a través de los alimentos. Al acumularlo en los órganos de nuestro cuerpo preparados para ello, como el hígado, no resulta dañino, pero cuando las lipoproteínas cargan el colesterol en las arterias estas pueden oxidarse y producir una inflamación de la pared arterial creando lo que se denomina ‘placa ateromatosa’ que, al hacerse grande, obstruye la luz del vaso sanguíneo y puede llegar a romperlo ocasionándonos un trombo, trombo que nos ocluirá la luz de la arteria y nos causará un infarto.

 

Colesterol bueno y colesterol malo

 

Realmente no es que exista un colesterol bueno o malo, su capacidad de crearnos dolencias dependerá de las lipoproteínas, que son las encargadas de llevar el colesterol hacia las arterias o sacarlo de allí y transportarlo al torrente sanguíneo para ser metabolizado por el hígado.

Existen tres tipos de lipoproteínas:

  1. De baja densidad: colesterol LDL
  2. De alta densidad: colesterol HDL
  3. De muy baja densidad: colesterol VLDL

Al colesterol LDL se le conoce como ‘colesterol malo’ pues las lipoproteínas lo cargan en nuestras arterias.

Al colesterol HDL, se le conoce como ‘colesterol bueno’ porque son las lipoproteínas encargadas de transportar el colesterol de tu cuerpo al hígado que, finalmente, lo eliminará.

Al colesterol VLDL también se le conoce como ‘colesterol malo’ pues es el encargado de transportar triglicéridos del hígado al torrente sanguíneo, para ser almacenados y utilizados como fuente de energía. Pero, dicha acumulación puede provocar placa en las arterias que conocemos como arteriosclerosis.

 

Niveles normales de colesterol

 

Tener un nivel de colesterol alto no provoca síntomas, la única manera de detectarlo es a través de un análisis de sangre, que mostrará los niveles de colesterol en los que nos encontramos.

Actualmente, los niveles adecuados de colesterol se valoran teniendo en cuenta nuestro riesgo cardiovascular, ya que las personas que hayan sufrido un evento cardiovascular tendrán mayor riesgo de volver a sufrirlo y, por lo tanto, se les exigirá niveles más bajos de colesterol.

La tabla podría verse de la siguiente manera:

COLESTEROL TOTAL:

Deseable: Menos de 200

Limítrofe: 200-239

Alto: 240 o más

COLESTEROL LDL

Cuando el nivel de riesgo es muy alto (+10%) – el objetivo será menos de 70

Cuando el nivel de riesgo es alto (5-10%) – el objetivo será menos de 100

Cuando el nivel de riesgo es moderado (1-5%) – el objetivo será menos de 115

Para el resto el objetivo está entre 100 y 130

COLESTEROL HDL: Deseable: Más de 40

Actualmente, no hay consenso sobre el valor de referencia del colesterol VLDL y se calcula mediante un porcentaje estimado del valor de los triglicéridos, su valor estimado debe encontrarse por debajo de 30 mg/dl (miligramos de colesterol por decilitro de sangre). Tener niveles bajos de VLDL no causa riesgos a nuestra salud, significa que nuestros niveles de grasa y triglicéridos son bajos, y eso favorece la salud de nuestro corazón y de nuestros vasos sanguíneos.

En cuanto al colesterol bueno, o colesterol HDL, hasta cierto punto, un nivel elevado de colesterol HDL indica menor riesgo de sufrir una enfermedad cardíaca. Aunque, curiosamente, aquellas personas que tienen niveles de HDL demasiado elevados de manera natural pueden tener también mayores riesgos de padecer una enfermedad cardíaca, tal vez causada por factores genéticos.

 

Niveles altos de colesterol malo, consecuencias

 

Nuestro cuerpo también obtiene colesterol de forma externa a través de los alimentos o algunos medicamentos. Si tomamos demasiado colesterol por medios externos podemos incitar un aumento en nuestros niveles de colesterol que podrían derivar en una enfermedad; aunque hay que tener en cuenta que el colesterol alto también puede heredarse (la Hipercolesterolemia familiar, la Hiperlipidemia familiar combinada, la Disbetalipoproteinemia familiar o la Hipertrigliceridemia familiares son formas hereditarias de colesterol alto) o venir provocado por otras enfermedades como: diabetes, VIH, hipotiroidismo, aneurisma, acumulación de amiloide, malformación arteriovenosa, diseminación del cáncer, etc…

Las principales enfermedades que desencadena el colesterol alto son:

  1. Angina de pecho y otras enfermedades de las arterias coronarias.
  2. Ataque cardíaco.
  3. Accidente cerebrovascular.

Estas patologías son de alta gravedad porque tienen tasas de mortalidad muy elevadas y pueden ocasionar invalideces o deteriorar nuestra calidad de vida. Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en todo el mundo y, de los que no fallecen, una cuarta parte experimenta incapacidades a largo plazo. Pero, la buena noticia es que el 80% de los casos se pueden evitar adquiriendo hábitos y rutinas de vida más saludables.

Las claves para la conciliación laboral y el teletrabajo.

Desde hace unos años para aquí, nuestras vidas han dado un tremendo giro. La pandemia nos ha cambiado como personas y ha cambiado aspectos relevantes de nuestras vidas. Se han sustituido las grandes oficinas y puestos de trabajo, en muchas ocasiones, por el teletrabajo.

Hemos vuelto a darle vida a estancias de la casa hasta ahora olvidadas o improvisado un despacho en pleno comedor con lo que ello conlleva ¿Nos ha hecho este conciliar mejor la vida laboral y personal? ¿Podemos compaginar todas las situaciones u obligaciones de nuestro día a día? La respuesta es sí, pero encontrar el equilibrio es fundamental.

10 claves para poder establecer límites entre vida personal y laboral:

  • No te sobrecargues e intentes estar por encima de tus posibilidades en cuanto a trabajo y vida.
  • Hay que repartir en casa las tareas de manera equitativa y hacer partícipes en ellas a todos los miembros de la unidad familiar.
  • Asignar dichas tareas según las habilidades y gustos de cada uno para asumirlas con ganas y no como una obligación.
  • Ponerles a los hijos desde bien pequeños normas, para aprender algunas responsabilidades y delegar en ellos mini funciones
  • Ten en cuenta que si alguien de la familia se ha de confinar, hay que reorganizar la casa y el día a día ¿Cómo podemos gestionar con nuestros hijos pequeños un confinamiento domiciliario?
  • Crear un hábito de trabajo en el mismo lugar siempre y hacer un distinto uso de las estancias si se puede. No comer por ejemplo donde trabajamos.
  • Fijarnos tiempos de desconexión o ratos para estar con uno mismo. Para poder emplearlo en aquello que nos guste y poder desconectar.
  • Hay que evitar, aunque estemos en casa, cumplir con los horarios de trabajo. No excederse de la jornada laboral.
  • Intenta cada hora, hacer una pausa visual de 5 minutos para descansar la vista y mejorar la postura corporal. En nuestra farmacia encontrarás los mejores productos para cuidar tu salud ocular tras largas jornadas frente a la pantalla, reducir el dolor muscular o vitaminas para afrontar el día a día.
  • Desconexión digital, no usar el correo del trabajo ni grupos de WhatsApp más allá del horario laboral. Si el ordenador estuviera en la oficina y nos “marcharíamos” a casa y no lo haríamos.

¿Cómo ha afectado a tu vida el teletrabajo?
Comenta nuestro blog si tienes algún truco o idea que te haya ayudado a sobrellevar la vida personal con la vida laboral y así, compartirlo con el resto de lectores.

Rutina facial: todas las claves para lucir una piel sana bonita

La base de una piel bonita es una piel sana. ¡Te lo decimos siempre en la farmacia! Por eso, hoy queremos darte unos cuantos consejos para que, tu piel luzca bonita y saludable.

Primer paso, la limpieza

La limpieza es un paso imprescindible en la preparación y cuidado de la piel. Es importante que interiorices este paso en tu rutina de belleza. Puedes elegir los distintos formatos que tenemos en la farmacia: gel, agua micelar, aceites, leches desmaquilantes… ¡ven y pregúntanos! Te aconsejaremos según tus necesidades.

Además, una vez por semana puedes exfoliar suavemente tu piel para darle un extra de brillo, eliminar piel muerta e impurezas acumuladas.

Sérum

Si tienes dudas de en que orden aplicar los productos de cuidado en tu piel mira la textura; los más densos al final. Por eso, una vez tengas tu piel limpia no dejes de aplicarte un sérum adecuado para tu tipo de piel.

Hay activos como la vitamina C que le dan un extra de luminosidad a tu piel (además de su acción antioxidante) y le darán a tu piel el efecto jugoso que estás buscando.

Hidratación

La hidratación es otro de los imprescindibles para q tu piel y en caso de que te maquilles, tu maquillaje, luzcan perfectos. Busca una hidratante para tu tipo de piel. Si tu piel es seca te interesarán las texturas más densas en cambio si tu piel es grasa buscarás texturas ligeras (Si, aunque tu piel sea grasa tienes que hidratarla diariamente)

Una vez hayas aplicado la hidratante, si vas a maquillarte,  deja pasar unos 10 minutos para que los productos se absorban.

Además de los pasos básicos que te hemos explicado hay algunos extras que harán que tu rutina sea de 10:

  • Tónico: Para aportar sensación de confort en tu piel. Además, si una de tus principales preocupaciones cuando te aplicas el maquillaje son los brillos en la piel hay tónicos con efecto matificante que te pueden ayudar.
  • Contorno de ojos: Es muy importante que la zona del contorno esté hidratada a la hora de aplicar el corrector de ojeras para evitar que con el paso de las horas se cuartee el maquillaje.
  • Ampollas flash: en la farmacia tenemos todo tipo de ampollas para añadir un plus a tu rutina de belleza: efecto flash, buena cara… ¡Ideales para esa ocasión especial!
  • Protector solar: En tu rutina de día no te olvides de usar protector solar ¡Siempre! ¿En que paso de la rutina se aplica? Entre la hidratante y la base de maquillaje. Si quieres simplificar la rutina y eliminar productos te encantará saber que existe el fotomaquillaje, es decir, maquillaje con protección solar.
  • Mascarillas: hidratantes, purificantes, exfoliantes… una vez por semana date un mimo. Tu piel te lo agradecerá

Ya tengo he terminado mi rutina ¿y ahora qué?

  • Usa un maquillaje que se adapte a las necesidades de tu piel (sensible, grasa, con acné, seca…)
  • Elige un color correcto de base y aplica la cantidad adecuada para unificar el tono de tu piel pero dejarla visible.
  • Mantén limpios los instrumentos que uses para maquillarte; lava brochas y esponjas con frecuencia para evitar la proliferación de bacterias y prevenir infecciones.

Si tienes dudas ven a consultarnos a la farmacia, te aconsejaremos los productos que mejor se adapten a tu piel y además ¡Puedes consultar nuestra sección de productos para el cuidado de tu rostro!

Tengo COVID-19: ¿Qué debo tener en cuenta durante la cuarentena?

He dado positivo. ¿Y ahora qué?

En plena sexta ola de COVID-19, cada vez son más las personas que pasan la enfermedad desde casa. Y, aunque en la mayor parte de los casos los síntomas son leves y terminan en unos días, hoy queremos aprovechar este post para daros unos consejos para tener la mejor recuperación posible.

Descansar y beber mucho agua

Es importantísimo descansar y mantenerse bien hidratado. La fiebre y la diarrea, dos de los posibles síntomas de COVID-19, pueden provocar deshidratación. Una buena solución es tener una botella de agua cerca de la cama, tomar caldos, sopas, tés, infusiones…

Cuidar la alimentación

La alimentación es muy importante cuando estamos enfermos, ya que los nutrientes que reciba nuestro cuerpo va a tener impacto en nuestra recuperación. ¡Te damos algunas claves!

  • Incrementa el consumo de frutas y verduras ricas en fibra
  • Prioriza las legumbres y cereales integrales: pasta integral, arroz integral…)
  • Evita los productos procesados en los que predominan las harinas refinadas o el azúcar
  • Si no tienes mucho hambre, intenta preparar un plato balanceado que incluya algún vegetal y proteína
  • Caldos: aunque anteriormente os hemos comentado que pueden ayudaros a beber más agua, hay que tener en cuenta que no aportan mucho nutricionalmente, ¡así que no comas nada más que sopa!

¿Qué hacer durante todo el día?

Evidentemente esto va a depender de cómo nos encontremos, y en este sentido vamos a comprobar que los síntomas van variando mucho según pasan los días: habrá días en los que no nos apetezca hacer nada más que descansar, pero habrá otros en los que nos encontremos bien, y es el momento de “aprovecharlo”. ¡Aquí van algunos tips que pueden ayudarte!

  • Aprovecha estos días que tienes para ti: lee ese libro pendiente, empieza una serie que te apetezca, habla con tus familiares y amigos… ¡El día da para mucho!
  • No te obsesiones con el COVID-19: evita pensar y hablar todo el día sobre el mismo tema. La sobreinformación tampoco es conveniente.
  • Si te encuentras bien, ¡intenta moverte! Aunque probablemente sientas cansancio, te ayudará a distraerte y que el tiempo pase más rápido.

Y, sobre todo, paciencia. En la mayor parte de casos es cuestión de días sentirse mejor, ¡así que os deseamos una pronta recuperación!

Dietas milagro. Peligros y consejos para evitarlas.

Somos muchos los que esperamos a principios de año para marcarnos nuevos objetivos. Empezar el año significa cambiar, motivación y con ello, fijarse nuevos retos ¿Te suena lo este año aprendo inglés? ¿Eres de los que quiere dejar de fumar? ¿Te has pasado con los turrones?

Ante esa necesidad extrema mucha gente confía en las famosas dietas milagro, dietas que prometen grandes resultados en tiempo récord. Falsas promesas que pueden perjudicar gravemente la salud de quien confían en estos engaños. Perder peso ha de ser la consecuencia de comer equilibrado y de llevar una vida saludable, nunca una obsesión.

¿Cómo se si se trata de una dieta milagro?

  • Aseguran una pérdida de peso extrema en poco tiempo y con poco esfuerzo
  • La marca que las ofrece me “obliga” y me recomienda comprar sus productos
  • En algunas, sus promotores “captan” a sus clientes por redes sociales
  • No necesitan supervisión médica
  • No advierten de sus efectos “rebote” y contraindicaciones
  • Publicidad engañosa sin fundamentos médicos
  • Te prohíben de manera radical ciertos grupos de alimentos

¿Qué peligros tiene seguir este tipo de dietas?

  • Mismos productos para cualquier persona, sin una analítica previa ni control de intolerancias o patologías previas
  • Incentivan los trastornos alimentarios
  • Cuando las dejas, el cuerpo crea efecto rebote y subes de peso rápidamente
  • Tienen efectos secundarios en la salud, cansancio, alteraciones en ciertos parámetros glucosa, hierro, defensas, mareos…
  • Suelen colgar en redes fotos trucadas del antes y el después.

Te recomendamos que, para perder peso, lo hagas de una manera controlada. Es muy importante ponerte en manos de un especialista en un centro de salud o en tu farmacia de confianza. Ellos supervisarán tu alimentación y te ayudarán con un objetivo alcanzable y sobre todo saludable ¡Te recomendamos probar varios productos o marcas naturales!

Especial Navidad con salud

Ya están aquí las navidades y con ellas se acerca una época de vacaciones, reuniones, descanso y tiempo en familia.

Además, las comidas de empresa, familiares o con amigos pueden dar lugar a excesos que pueden interferir directamente en tu salud digestiva.

Por eso en este post queremos darte unos cuantos consejos para que vivas estas navidades con salud y sin dejar de disfrutarlas.

Controla los excesos: evita engordar y cuida tu salud digestiva

Según IMEO (Instituto Médico Europeo de la Obesidad), los españoles engordan de media entre 3 y 5 kilos durante las fiestas navideñas.

Si bien es cierto que las temperaturas invernales y el exceso de compromisos sociales pueden no ayudar a que sea nuestra época del año más activa hay sencillas fórmulas que podemos aplicar para evitar ganar kilos extra y lamentarlo en enero:

  1. Mantente activo: Después de las comidas y en tus ratos libres sal a pasear. Aprovecha para hacerlo con amigos o familia. Un paseo para ver la decoración navideña de la ciudad y por el campo pueden ser una excelente alternativa de ocio saludable. Por otro lado, si practicas ejercicio físico de manera regular, no dejes de hacerlo. Y si no lo hacías antes… ¿Porqué no adelantar los buenos propósitos de enero un mes?
  2. La calidad importa: El tipo de alimentos que consumimos, así como sus elaboraciones en la comidas festivas importa y mucho. Elige una buena fuente de proteínas y en las cenas prioriza los pescados, carnes magras y elaboraciones al horno. Además, incluye vegetales en todas tus comidas que te ayudarán a sentirte saciado, ayudando a tu digestión y aportando vitaminas y minerales.
  3. Y la cantidad también: Aperitivo, primer plato, segundo plato, tercer plato, postre… ¡Las comidas navideñas muchas veces son interminables! Te recomendamos que no te dejes llevar por la situación y que uses un plato para servirte lo que vas a consumir en lugar de ir picando del centro de la mesa. Limita la cantidad de salsas y consume los dulces y turrones con moderación.
  4. Consumo de alcohol: Son unas fiestas en las que nos apetece acompañar las comidas con una copita de vino o quizá con un combinado después de comer mientras alargamos la sobremesa. Pero el alcohol, como el resto del año, consúmelo con moderación. Además de añadir calorías vacías al conteo total de tu dieta, puede inducir a una falsa sensación de hambre, molestias digestivas… ¡Por no hablar de la resaca! Si quieres tomar una copa, hazlo, pero sin abusar y no te olvides de acompañar cada trago con un vaso de agua para evitar beber en exceso y para no deshidratarte.

El descanso es primordial

En esta época del año muchas veces descuidamos el descanso. El exceso de compromisos sociales, largas cenas o fiestas que duran hasta altas horas o querer “aprovechar” el tiempo en exceso nos pueden llevar a alterar nuestros ritmos circadianos y nuestros hábitos de sueño (no queremos tener que necesitar unas vacaciones después de las vacaciones):

  1. Intenta mantener, en la medida de lo posibles los mismos horarios de acostarte y levantarte y hacerlo en una habitación oscura, bien ventilada y sin usar pantallas antes de dormir.
  2. Cuidado con las cenas muy copiosas, pueden entorpecer nuestro descanso y generarnos malestar. Además, el alcohol afecta directamente en la calidad de nuestro sueño.
  3. Evita las bebidas excitantes como refrescos de cola, tes o cafés.
  4. Aprovecha para dar un paseo por las tardes, hacer algo de ejercicio o simplemente relajarte: Aunque sea un tiempo para pasar con los seres queridos, no descuides tus ratos de autocuidado y descanso mental y físico. Está bien no hacer nada.

Que tus noches sean de paz. Evita el estrés en navidades

Además, las Navidades, aunque resulte paradójico, en muchas ocasiones no vienen acompañadas de mucha paz y son un periodo en el que podemos sufrir estrés.

  1. Planifica con tiempo: Los menús, el orden en casa, los regalos… Tener las cosas pensadas, las tareas repartidas e ir “quitando cosas” de en medio te ayudarán a que, cuando lleguen los días clave los vivas más tranquilo y los disfrutes más.
  2. Comunícate y se asertivo: La Navidad es una época perfecta para acercarte a los que más quieres, pero a veces la cercanía hace el roce. Procura ser asertivo en tus encuentros y expresar tus opiniones sin ofender a la gente con la que compartes mesa. Recuerda que el consumo de alcohol puede convertir estas situaciones en más “calentitas” de la cuenta.

Cuida de ti y de los tuyos: No te olvides de las medidas necesarias contra el Coronavirus

Ya es la segunda Navidad que pasamos en medio de la pandemia del Covid 19 y aunque, las vacunas y el descenso de enfermos graves sean esperanzadores, no podemos olvidarnos de que los contagios siguen sucediendo y los casos suben la proporción a los encuentros sociales de la época. Por eso, como siempre, mantén las medidas adecuadas de higiene, ventila los espacios cerrados, mantén distancia y usa mascarilla antes y después de comer.

Además, con estos pequeños gestos que ya tenemos interiorizados desde hace un par de años aumentaremos la probabilidad de evitar resfriados, que se contagian también por vía aérea.

Tómatelo en serio, la pandemia es cosa de todos.

Desde la farmacia queremos que pases una Navidad y un comienzo de año feliz y con salud ¡Y si nos necesitas ven a vernos!