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Autor: Farmacia La Victoria

¿Qué llevar al hospital cuando vas a dar a luz?

Cuando te encuentras en la recta final del embarazo y se acerca el momento de dar a luz, es hora de planificar qué vas a necesitar para ir al hospital: documentos para el ingreso, tu maleta y la canastilla del bebé.

La recomendación es que lo tengas preparado y a mano a partir del séptimo mes de embarazo, por si se adelanta y hay que salir antes de lo planeado.

Allí donde hayas decidido dar a luz, te darán una lista con lo que tienes que llevar, pero hagamos un repaso y añadamos cosas que te serán de utilidad.

Lo primero que debes tener controlado y a mano es la documentación necesaria para tu ingreso, procurad no olvidarla:

  • Tu DNI y el del del padre.
  • El libro de familia para registrar al bebé. Si no lo tenéis, podéis solicitarlo en el registro civil.
  • Tu tarjeta sanitaria o el seguro médico correspondiente.
  • La cartilla de embarazo, o la documentación correspondiente al mismo (carnet de la embarazada, resultados de pruebas, etc…).
  • Si habéis hecho un plan de parto debéis entregarlo al momento de ingresar.
  • Un bolígrafo.

 

Los imprescindibles para la madre

 

Ahora toca organizar las cosas que necesitarás mientras estés ingresada. Piensa que es posible que, finalmente, deban practicarte una cesárea, con lo que vuestro tiempo en el hospital se alargará unos días más.

Para una mayor comodidad, procura que tu ropa sea fácil de poner y quitar, y tus maletas cómodas y manejables. Necesitarás:

  • Una bata de maternidad: bata ajustable y de tejidos naturales.
  • Dos o tres camisones abiertos por delante, para facilitar la lactancia.
  • Dos pares de zapatillas: unas cómodas y amplias de andar por casa, y unas chanclas para entrar en la ducha.
  • Dos o tres pares de calcetines, finos y suaves.
  • Dos sujetadores de lactancia: si tienes pensado dar el pecho, cómpralos con abertura en la parte delantera.
  • Discos absorbentes de lactancia: para la protección del pezón y evitar que las pérdidas de leche vayan a la ropa. Deberás cambiarlos a menudo para evitar gérmenes.
  • Crema para el cuidado del pezón: por si la lactancia te produce grietas o irritación.
  • Doce braguitas posparto, desechables o de algodón: por las pérdidas posteriores al parto, aunque puedes optar por las compresas posparto (compresas hipoalergénicas de algodón. También puedes llevar una faja posparto para recoger tu barriguita de madre reciente.
  • Una bolsa para la ropa sucia.
  • La bolsa de aseo: con cepillo y pasta de dientes, gel neutro, champú, crema hidratante facial y corporal, tu maquillaje (si quieres), protector labial, toalla para la ducha y el aseo, y un secador de pelo pequeño.
  • Llegará el día de volver a casa y necesitarás ropa para salir a la calle, intenta que sean prendas anchas.
  • Finalmente, tu móvil (con él podrás hacer fotos), cargador y algo para entretenerte (un libro, música, revistas, etc…).

 

¿Qué incluir en la canastilla del bebé?

 

Una vez hecha tu maleta, toca preparar la canastilla del bebé. Lo más practico es llevar en la canastilla del bebé cuatro o cinco conjuntitos completos, en bolsas individuales y separadas, para facilitar el trabajo de las enfermeras y asegurarte que le visten como quieres.

Los conjuntos pueden ser: camiseta y ranita, bodi, pelele o pijama. E irán acompañados siempre de: calcetines o patucos, gorrito de lana o algodón y babero para lactancia.

La canastilla de bebé debe incluir también:

  • Uno o dos paquetes de pañales de recién nacido.
  • Un paquete de toallitas húmedas desechables.
  • Aceite o leche limpiadora.
  • Jabón neutro y esponja suave para bebés.
  • Crema para el cambio de pañal.
  • Una manta para envolverlo, de lana en invierno y de algodón para el resto de estaciones.
  • Y, si quieres, colonia de bebé y un cepillo suave.

Recuerda que llegará el día de volver a casa, y ese día necesitarás: capazo portabebés o sillita de coche homologada, una muda para el bebé, un arrullo o fular para protegerle del frío y un conjuntito para que salga a la calle.

 

Síntomas habituales del embarazo: la fatiga

Un embarazo impulsa al organismo a fabricar más hormonas progesterona y a trabajar el doble, con la finalidad dar al bebé todo lo que necesita para crecer sano. Estas son las principales causas de nuestra sensación de fatiga constante y es un síntoma del embarazo muy natural.

Pero, a estas dos causas principales, hay que sumarle otros síntomas del embarazo, como:

  • Náuseas
  • Vómitos
  • Vómitos
  • Orinar a menudo
  • Ardor de estómago
  • Contracciones uterinas
  • Movimientos del feto
  • Incomodidad física
  • Dificultad para respirar
  • Trastornos del sueño
  • Ansiedad

Síntomas naturales, que contribuyen a sufrir cambios en nuestros hábitos de sueño, y a sentir somnolencia y fatiga durante el día, por lo que cuerpo y mente necesitarán aumentar y mejorar las horas de descanso.

 

Fatiga según el trimestre del embarazo

 

Durante el primer trimestre sentiremos fatiga generalizada y ganas constantes de dormir, síntomas del embarazo propios de los cambios físicos de esta etapa: aumento del volumen sanguíneo y formación de la placenta y los órganos principales del bebé.

En el segundo trimestre, nuestro cuerpo se ha adaptado a los cambios y no nos sentimos tan fatigadas, pero el resto de síntomas del embarazo interrumpirán nuestras horas de descanso.

Ya en la etapa final, el incremento del tamaño del bebé agrandará el volumen de nuestra barriga y propiciará dolores de espalda, y otras dolencias musculares relacionadas. Estas dolencias, unidas a las preocupaciones por el parto y los síntomas naturales del embarazo, fomentarán el insomnio y las dificultades para dormir.

 

Consejos para combatir la fatiga durante el embarazo

 

Duerme mucho: las ocho horas diarias recomendadas más todos los momentos que tengas libres para descansar. Usa almohadas y colócatelas de la manera que te sea más cómoda y, especialmente durante el último trimestre, evita dormir boca arriba; intenta dormir sobre el lado izquierdo para evitar hacer presión sobre la vena cava materna. Escoge un lugar oscuro, tranquilo, silencioso y sin aparatos electrónicos, e intenta establecerte una rutina de sueño (horarios) y seguirla al dedillo

Procura cenar dos horas antes de ir a la cama: toma una cena ligera y evitar cualquier bebida con cafeína. Una hora antes de irte a dormir, trata de realizar actividades relajantes, como: tomar un baño, leer o hacer ejercicios de relajación.

Ve al baño justo antes de acostarte, para poder dormir en períodos largos.

Practica ejercicio moderado por las tardes: aportará beneficios a tu salud y a la de tu bebé, y te ayudará a dormir mejor. El yoga es uno de los ejercicios más recomendados, porque mejora las funciones de los órganos y facilita la relajación, pero los paseos por la naturaleza también son una buena alternativa.

Mantente alejada del estrés: evita situaciones exasperantes o ruidos intensos y continuados.

Intenta buscar tiempo para ti: ya sea para hacer alguna actividad que te guste o una escapada para desconectar de la rutina.

Descansar bien mejorará nuestro flujo sanguíneo y reforzará la llegada de oxígeno y nutrientes a nuestro bebé, hecho que mejorará nuestra salud física y mental, y también la suya.

Acumular cansancio y estrés puede producirnos dolores de cabeza, parto prematuro, diabetes gestacional , ansiedad, depresión, insomnio o tensión muscular, entre otras. Todas ellas, dolencias que pueden afectar al desarrollo normal del embarazo y al peso del bebé.

Un descanso insuficiente es perjudicial en cualquier etapa de la vida, pero durante el embarazo lo es en mayor medida, porque nuestro organismo nos exigirá una cantidad extra de energía.

 

Relación entre dieta saludable y bajar de peso

Si nuestro objetivo es bajar de peso y mantenernos en él de manera continuada, hay que habituarse a una dieta saludable, con todas las necesidades calóricas diarias que nuestro organismo necesita.

Una dieta saludable incluye:

 

¿Qué incluye una dieta para bajar de peso?

 

Una dieta para bajar de peso sigue dos máximas:

  • Suprimir: arroces refinados, harinas refinadas, carnes embutidas, comida basura, productos enlatados, pan/bollería industrial, cereales/pastas industriales, refrescos y zumos envasados.
  • Incluir: productos de elevado contenido en fibra, usar únicamente grasas monoinsaturadas, consumo habitual de semillas y un aumento del consumo de proteínas.

Los profesionales en nutrición, a nivel mundial, coinciden en que una de las dietas más recomendadas para bajar de peso de forma saludable es la Dieta Mediterránea. Sus beneficios destacan por:

  • Usar grasas a base de aceite de oliva, pescado azul y frutos secos: el aceite de oliva, principal grasa añadida de la dieta mediterránea, es rico en vitamina E, beta-carotenos y ácidos grasos monoinsaturados; un tesoro gastronómico. El pescado azul contiene grasas con propiedades similares a las de origen vegetal.
  • Una cantidad equilibrada de los alimentos principales de cada receta, usando la carne y el pescado como acompañamiento a platos de verduras y cereales, o recurriendo a los huevos como alternativa a la proteína de carne o de pescado (nunca más de tres o cuatro huevos a la semana).
  • Su gran riqueza en micronutrientes provenientes de verduras de temporada, hierbas aromáticas y condimentos, principal fuente de vitaminas, agua, antioxidantes y fibra.
  • Alimentos procedentes de los cereales, como el pan, con carbohidratos que nos aportan la energía recomendada.
  • Y, finalmente, productos lácteos con proteínas de alto valor biológico, minerales y vitaminas. Y las leches fermentadas, con sus microorganismos que mejoran la microfibra intestinal.

Por todo lo mencionado, la Dieta Mediterránea ha sido incluida por la UESCO entre los elementos de la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

 

Productos adelgazantes de venta en farmacias

 

Cuando no nos sea posible ingerir los nutrientes recomendados mediante la dieta, podemos complementar el menú diario con productos adelgazantes que posean los nutrientes que nos faltan y ayuden en nuestro objetivo de bajar de peso.

Tener en cuenta que los productos adelgazantes son siempre un complemento alimentario, no un sustituto de la alimentación, y que lo más idóneo es consultar previamente con el médico o nutricionista, para asegurarnos de que consumimos los productos adelgazantes más adecuados a nuestras características individuales.

Entre ellos, encontramos:

Quemagrasas: facilitan la movilidad de la grasa en el organismo y evitan la absorción intestinal de la grasa acumulada. Sus ingredientes principales pueden ser naturales (cafeína, té verde, garcinia, cambogia o chitosan, entre otros), o sintéticos (L-carnitina o picolinato de cromo, entre otros). Podemos encontrarlos en pastillas, capsulas o en polvo y, usados de forma inadecuada, pueden dar problemas digestivos y de mala absorción de nutrientes, provocando carencias graves.

Saciantes: aumentan el tránsito intestinal y producen sensación de saciedad. Su ingrediente principal son fibras solubles e insolubles, y podemos encontrarlos en pastillas, capsulas o en polvo. Usados de forma inadecuada pueden dar problemas digestivos y de mala absorción de nutrientes, provocando carencias graves.

Diuréticos: ayudan a rebajar la retención de líquidos, eliminando agua y residuos de nuestro organismo. Su ingrediente principal es la cola de caballo, la ortiga o el diente de león, y podemos encontrarlos en infusión, pastillas o cápsulas. Usados de forma equivocada pueden provocarnos deshidratación, debilidad o malestar.

Sustitutivos de la comida: incluyen energía, proteínas, colina, grasas, hidratos de carbono, vitaminas y minerales. Son un alimento equilibrado para picar entre horas, y funcionan cuando los usamos como complemento a dietas bien adoptadas y supervisadas.

 

Tratamiento y prevención del codo de tenista

El codo de tenista, o epicondilitis lateral, es una dolencia que aparece cuando los tendones del codo se sobrecargan y se inflaman, o bien sufren un microdesgarro, provocando dolor en el lado externo y lateral de la parte superior de nuestro brazo, encima del codo.

La articulación del codo, unida por músculos, ligamentos y tendones, se compone de:

  • Húmero o hueso de la parte superior del brazo.
  • Múltiples protuberancias óseas bajo el húmero, llamadas epicóndilos, donde varios músculos del antebrazo empiezan su trazado hasta la muñeca. La protuberancia ósea de la parte externa del codo es el epicóndilo lateral.
  • Dos huesos entre el codo y la muñeca (el antebrazo): el radio y el cúbito.

El codo de tenista afecta a los músculos y tendones del antebrazo, generalmente al llamado extensor radial corto del carpo (ECRB).

 

¿Qué produce los síntomas del ‘codo de tenista’?

 

El motivo por el que padecemos el dolor del codo de tenista es que los músculos del antebrazo, y los tendones del codo, se han dañado por alguna contracción repetida o movimientos constantes de muñeca y brazo.

Esta presión sobre los tejidos causa un dolor que se extiende hasta la muñeca.

Los juegos de raqueta, especialmente el golpe de revés repetido y sin técnica, son una de sus causas. Pero hay otras profesiones que también realizan estos movimientos repetitivos, como: pintores, carniceros, carpinteros, cocineros, fontaneros, mecánicos, obreros de la construcción o profesiones que requieren el uso continuado del ratón y el teclado.

Cuando el codo de tenista aparece sin estos movimientos, se le llama: lesión idiopática o de causa desconocida.

Su sintomatología aparece gradualmente, con el paso de los días, empezando en la parte externa del codo, de ahí al antebrazo, la muñeca y el dorso de la mano, causando debilidad, sobre todo en nuestro brazo dominante.

 

Tratamiento para los síntomas del ‘codo de tenista’

 

Normalmente, el tratamiento del codo de tenista se basa en autocuidados:

  • Dar descanso al brazo entre dos y tres semanas, evitando los movimientos que provocan la sintomatología.
  • Para calmar y bajar la inflamación, aplicar hielo o paños fríos quince minutos, dos o tres veces al día, o usar paracetamol o antiinflamatorios no esteroides (AINE).
  • Comprar un brazalete de contrafuerte, o codera, en la farmacia, para que nuestros músculos y tendones del antebrazo descansen.
  • Si se debe al deporte, revisemos nuestro equipo deportivo y adecuémoslo, cambiemos la técnica, evitemos movimientos repetitivos de la muñeca y disminuyamos las veces que practicamos.
  • Si se debe al trabajo, realicemos o solicitemos los cambios que sean necesarios para solucionar el problema.

 

Ejercicios sencillos para prevenir el codo de tenista

 

Acudir a un fisioterapeuta nos ayudará a estirar y fortalecer los músculos del antebrazo, pero hay algunos ejercicios para el codo de tenista que podemos hacerlos en casa, sentados en una silla y con la espalda bien apoyada en el respaldo:

  • Empuñadura simple: elevamos los brazos rectos hasta la altura del pecho y cerramos los puños con fuerza entre cinco y siete segundos, relajamos el mismo tiempo. Diez veces con cada mano.
  • Extensión de la muñeca con banda elástica: apoyamos el antebrazo en una superficie lisa y, con la palma de la mano hacia abajo, subimos la mano contra la resistencia de la banda elástica. De cinco a siete segundos y volvemos a la posición inicial, tres series de diez repeticiones por mano.
  • Flexión de la muñeca con banda elástica: apoyamos el antebrazo en una superficie lisa y, con la palma de la mano hacia arriba, subimos la mano contra la resistencia de la banda elástica. De cinco a siete segundos y volvemos a la posición inicial, diez repeticiones por cada mano.
  • Estiramientos epicondíleos: elevamos los brazos rectos hasta la altura del pecho, con la palma de la mano hacia abajo. Con la otra mano, empujamos el dorso hacia abajo hasta notar tirantez. Treinta segundos y volvemos a la posición inicial, tres veces por cada mano.
  • Estiramientos epitrocleares: elevamos los brazos rectos, hasta la altura del pecho, con la palma de la mano hacia arriba. Con la otra mano, empujamos la palma hacia abajo hasta notar tirantez. Treinta segundos y volvemos a la posición inicial, tres veces por cada mano.

 

El Panax ginseng, “la planta que lo cura todo”

El ginseng es una planta pequeña, perenne y herbácea que brota cada primavera, con hojas palmeadas de punta redonda, flores blancas y frutos en forma de bayas rojas.

El origen del ginseng se remonta más de 5.000 años atrás, en el continente asiático, donde nace de forma espontánea en zonas montañosas. Su nombre en chino: «Gin-shin-jen», significa: «La raíz del hombre”.

En el año 1600, los navegantes holandeses introdujeron las raíces de ginseng en Europa, donde la conocemos con el nombre de Panax ginseng o ‘planta que lo cura todo’.

A causa del alto riesgo de ir a las montañas en busca de ginseng salvaje y ante la creciente demanda mundial, Japón empieza a cultivarlo en el año 1710, Corea en 1760 y China en el 1900, convirtiéndola en la planta medicinal de Extremo Oriente más utilizada en la actualidad.

Ginseng, es el nombre genérico que reciben muchas plantas del género Panax o Panacea. Su parte más valiosa es la raíz, donde residen sus propiedades medicinales y sus principios activos (los ginsenósidos o saponósidos), y también posee vitamina B, minerales, enzimas y aceites esenciales.

 

Propiedades medicinales del Ginseng

 

La raíz del Panax ginseng está considerada, legalmente, como medicamento. La OMS precisa: ‘es un agente preventivo y restaurador frente a situaciones de debilidad, cansancio y agotamiento físico y mental, pérdida de concentración, así como durante la convalecencia’.

El Ginseng es una planta medicinal adaptógena, porque contiene sustancias que ayudan a nuestro sistema de defensa a resistir, adaptarse y minimizar el impacto en nuestro organismo de situaciones de estrés o sobreesfuerzo.

En períodos cortos, el ginseng mejora la resistencia al estrés, sirve como tónico y aumenta la concentración.

­En períodos largos, el ginseng mejora la recuperación de personas inmunodeprimidas o en situaciones degenerativas.

De todas sus propiedades, destacamos:

 

Sistema nervioso central

 

Favorece el crecimiento de los tejidos y de la masa muscular, reforzando nuestra energía en estados de agotamiento, sin crearnos sobreexcitación.

Su principio activo Rb1 mejora la memoria visual y reduce los efectos de la neurodegeneración, asociada a la pérdida de memoria.

 

Sistema inmunológico

 

Potencia el incremento de linfocitos, anticuerpos y actividad antiviral. Ha demostrado tener capacidades anticancerígenas, estimulando células especializadas en la detección y destrucción de bacterias y otros organismos dañinos.

 

Sistema cardiovascular

 

Reduce el consumo de oxígeno por parte del tejido muscular del corazón, agrandando el diámetro de los vasos sanguíneos y aumentando el flujo de sangre que puede pasar a través de ellos.

Su reputación como afrodisíaco podría venir de esta capacidad vasodilatadora en el cuerpo cavernoso (columnas del tejido eréctil).

 

Aparato gastrointestinal

 

Disminuye la descarga de ácido clorhídrico e incrementa la secreción de mocos, lo que contribuye a protegernos de úlceras gastroduodenales y contra el Helicobacter pylori.

 

Metabolismo

 

Actúa en la distribución de reservas de energía del organismo e induce a la hormona ACTH a que libere cortisol.

 

La sangre y los órganos hematopoyéticos

 

Dificulta la agregación plaquetaria, protege contra la degradación de los glóbulos rojos, disminuye los niveles de triglicéridos (colesterol malo) y aumenta los de HDL (colesterol bueno).

 

Antirradicalaria

 

Como receptor de radicales libres tiene capacidades depurativas, especialmente hepáticas, frente a algunos tóxicos como el alcohol.

 

Datos adicionales y contraindicaciones del Ginseng

 

Si no somos expertos en Fitoterapia o Farmacognosia, debemos ser cautos a la hora de utilizar plantas medicinales con efectos farmacológicos.

Lo más adecuado es preguntar en la farmacia por la mejor alternativa de ginseng para nuestra dolencia (tipo, formato, cantidades, frecuencia recomendada y conservación).

El ginseng se comercializa en diferentes formatos: raíz (entera, pulverizada o en trozos), cápsulas, infusiones, extractos, tabletas, cigarros, caramelos, chicles o ya incluida en otros productos de venta libre.

Antes de comprarlo, es importante que hablemos con nuestro médico o farmacéutico acerca de los medicamentos que tomamos, para evitar que interactúen provocándonos un problema de salud adicional.

En cuanto a sus contraindicaciones, no debemos consumirla si padecemos cáncer de mama, endometriosis o miomas uterinos. Tampoco si tomamos inhibidores de la monoaminooxidasa, derivados digitálicos o anticoagulantes.

No hay estudios que garanticen su seguridad en mujeres embarazadas o en periodo de lactancia, ni en niños menores de doce años. Y, usarlo sin conocimiento, puede provocar hipertensión, insomnio, nervios, erupciones cutáneas, diarrea y hemorragias.

Trucos para prevenir el acné hormonal

 

El acné hormonal aparece en respuesta a cambios hormonales, especialmente por el aumento de andrógenos como la testosterona, que hacen que nuestra piel produzca más sebo (aceite que evita que la piel se nos seque).

Es difícil prevenir el acné hormonal con seguridad, ya que los cambios hormonales son algo natural y biológico. Pero sí podemos utilizar algunas técnicas para ayudar a suavizarlo y evitar que empeore:

Es esencial que no pellizquemos, rasguemos ni toquemos manchas, granos o espinillas, pues trasladaremos sus bacterias a otras zonas de nuestra piel, favoreciendo la aparición de cicatrices.

Lo más importante es lavarnos bien y eliminar el exceso de sebo o restos de piel muerta. Para ello, primero nos lavamos bien las manos, no vayamos a traspasar su suciedad a las zonas afectadas de nuestra piel.

La limpieza hay que hacerla dos veces al día, nunca en exceso o nuestra piel se secará y no podrá regenerarse, preferiblemente antes de acostarnos y al levantarnos. También es necesaria después de hacer ejercicio, para retirar el sudor e impurezas que secretamos al practicar deporte.

Para la rutina de higiene hay que usar agua tibia, ni fría ni caliente, y frotar la zona suavemente (sin restregar) con jabones y limpiadores suaves, no comedogénicos y que no nos obstruyan los poros.

Lo más indicado es preguntar a nuestro dermatólogo o farmacéutico cuál es el jabón más adecuado a nuestro tipo de piel, tanto para el cuerpo como para la cara, pero podemos señalar que los productos que contienen acido salicílico están recomendados para afecciones acneicas porque ayudan a eliminar células muertas y a desatascar poros obstruidos; no es recomendable usar productos antiimperfecciones.

Con la piel bien limpia, toca aplicar los productos de tratamiento e hidratación, nunca antes, evitando productos grasos, tanto en cremas hidratantes como fotoprotectores, maquillajes o cualquier otro cosmético que usemos. Tampoco es apropiado usar crema hidratante corporal en el rostro, lo mejor es preguntar al farmacéutico qué producto hidratante es el más recomendado para nuestra piel o nuestra afección cutánea.

Exfoliarnos la piel cada quince días nos ayudará a eliminar células muertas, favorecerá la regeneración celular, mejorará la oxigenación de nuestra piel y le devolverá su suavidad y luminosidad. Pero hay que aplicarlo sin presionar, usando el exfoliante adecuado a nuestro tipo de piel.

 

Consejos más allá de la higiene

 

Hacer ejercicio al aire libre y tomar dos litros de agua diarios nos ayudará a eliminar toxinas. Y nada de compartir toallas ni tratamientos cutáneos.

También hay que evitar los ambientes húmedos y aquellos que nos hagan sudar, el estrés, el tabaco y las comidas grasas o azucaradas, como: cerdo, bollería, marisco, alcohol, chocolate, frutos secos o quesos fuertes, entre otros. Si somos propensos al acné corporal, renunciemos a la ropa apretada que pueda irritarnos la piel.

La clave para prevenir, en la medida de lo posible, la aparición del acné hormonal es la constancia y la paciencia. Si adaptamos estos consejos a nuestra rutina diaria es probable que logremos suavizar sus síntomas, pero hay que aceptar el hecho de que el acné hormonal es algo natural, biológico y muy común, que tarda un mínimo de tres meses en sanar.

Cuando aparezcan las primeras señales de acné hormonal, visitemos a nuestro dermatólogo, que sea él quien nos establezca el tratamiento más adecuado para combatirlo.

Cómo tratar el acné hormonal

 

El acné hormonal surge en respuesta a cambios hormonales, especialmente por el aumento de andrógenos, como la testosterona, que provocan una mayor producción de sebo (aceite que evita que la piel se nos seque).

Se presenta en distintas formas:

  • Puntos negros, puntos blancos o pequeños granos: normalmente no están inflamados, ni causan dolor o hinchazón.
  • Quistes o pústulas: lesiones inflamadas y profundas bajo la piel, sensibles al tacto y que causan dolor, irritación y enrojecimiento.

Durante la pubertad, el acné hormonal aparece en la zona T: frente, nariz y barbilla.

En la edad adulta, el acné hormonal aparece en la zona U: cuello, parte inferior de las mejillas, y alrededor de la mandíbula y la boca.

Cuando aparece en edad adulta, los comedones o ‘poros obstruidos’ son menos abundantes, pero el acné es más severo. Las lesiones son inflamatorias y profundas, pudiendo dejar marcas y cicatrices.

 

¿Por qué aparece el acné hormonal?

 

Hay cuatro factores principales que favorecen la aparición de lesiones por acné hormonal:

  • El aumento en la producción de hormonas testosterona, que provoca un aumento del sebo y propicia una piel grasa.
  • Cuando la base de los pelos se bloquea, formando comedones o ‘poros obstruidos’ que pueden empeorar si hay infección bacteriana.
  • La sobreproducción de células en la piel que se obstruyen cuando, normalmente, saldrían a la superficie y se eliminarían.
  • Cuando el sistema inmunitario reacciona a las bacterias causando inflamaciones.

El acné hormonal puede darse a cualquier edad, y sus causas son variadas: menopausia, menstruación, embarazo, síndrome del ovario poliquístico, niveles altos de andrógenos, tabaquismo, cosméticos inadecuados, estrés, la polución o una mala alimentación, basada en alimentos con alto índice glucémico (incluyendo los carbohidratos simples).

Aunque es difícil prevenir el acné hormonal con seguridad, existen trucos sencillos a nuestro alcance para aliviar sus síntomas y evitar que empeore.

 

Tratamientos comunes para el acné hormonal

 

Existen tres tipos de acné: leve (no necesita ayuda profesional), moderado (necesita ayuda profesional, y presenta lesiones inflamadas y no inflamadas), grave (necesita ayuda profesional, y presenta lesiones inflamadas generalizadas).

El acné hormonal es resistente a los remedios convencionales y requiere un tratamiento farmacológico especializado, dirigido por un dermatólogo.

Los tratamientos más comunes para el acné hormonal trabajan desde dentro de nuestro organismo hacia afuera:

  • Anticonceptivos orales: con principios activos que apunten a las hormonas que contribuyen al acné.
  • Fármacos antiandrógenos: actúan disminuyendo los andrógenos en nuestro organismo, permitiendo que nuestros niveles hormonales se estabilicen.
  • Retinoides: se aconsejan cuando el acné es leve, y se usan en formato crema, gel o loción. Requiere usar protector solar, porque los retinoides aumentan el riesgo de padecer quemaduras solares.

También existen plantas medicinales para tratar este trastorno. Tomemos la precaución de hablar con el médico antes de tomarlas y asegurarnos de que no interactúan con ninguno de nuestros medicamentos, y pidamos información sobre la frecuencia de uso recomendada para nuestro tratamiento, entre otras preguntas que nos puedan surgir.

A la hora de comprar plantas medicinales, lo mejor es preguntar a nuestro farmacéutico acerca del formato más adecuado para nuestra dolencia y el modo más adecuado de usar la planta recomendada. Encontraremos:

  • Aceite del Árbol del Té: el aceite del Árbol de Té disminuye la inflamación y alivia los síntomas del acné leve o moderado.
  • Alfa hidroxiácidos: ayudan a eliminar el exceso de células muertas que obstruyen nuestros poros y también minimizan las cicatrices, estimulando la formación de colágeno nuevo; cuando usemos estos ácidos debemos ponernos protector solar.
  • Té verde: disminuye la inflamación, aliviando los síntomas del acné leve o moderado.
  • Albahaca: ayuda a eliminar las impurezas de nuestra piel y a reducir el sebo.
  • Clavo de olor: su eugenol actúa como antiséptico natural, ayudando a eliminar las marcas provocadas por el acné.

Introducción a la Fitoterapia

La Fitoterapia, o medicina herbal, es una medicina alternativa promovida por médicos, farmacéuticos, biólogos, antropólogos, etnobotánicos, etc.… que defiende el uso terapéutico de las plantas medicinales para prevenir o curar enfermedades y trastornos.

La OMS define a las plantas medicinales como: “plantas que, en uno o más de sus órganos, contienen sustancias que pueden ser utilizadas con fines terapéuticos”.

Cuando la Fitoterapia habla de plantas medicinales, hace referencia a aquellas cuyo cultivo y recolección se hace en tierra. Pero el mar, con toda su biodiversidad vegetal, también supone una gran fuente de plantas y algas potencialmente útiles para dichos propósitos.

La Farmacéutica se alinea con la Fitoterapia mediante la Farmacognosia, que estudia los componentes químicos de las plantas, sus órganos o sus partes, y sus propiedades farmacológicas.

Por ello, es habitual encontrar en cualquier farmacia una sección de parafarmacia con productos basados en plantas medicinales, junto a su correspondiente cuantificación precisa del extracto y el contenido estandarizado y declarado de sus principios activos.

Se trata de productos para aliviar o tratar cuestiones de salud, belleza o higiene, como: problemas digestivos, respiratorios, cardiovasculares, antiinflamatorios, hepatoprotectores, diuréticos, reguladores del colesterol, vasoprotectores, para la obesidad, para adelgazar, estrogénicos, para la ansiedad, el insomnio, antidepresivos, tranquilizantes, suplementos para mejorar las funciones cognitivas y suplementos minerales y vitamínicos, laxantes o productos emolientes, protectores y tónicos para la piel.

En formatos tan dispares como: cremas, geles, aceites esenciales, aceites puros, bálsamos, soluciones bebibles, jarabes, tés, preparados, combinados, gotas, cápsulas, en polvo e incluso a granel.

La producción, autorización, registro, distribución y dispensación de estos productos, así como la de medicamentos tradicionales basados en plantas, sí está bien regulada por la legislación alimentaria.

 

¿Cómo evoluciona la Fitoterapia?

 

El uso de plantas para prevenir o curar enfermedades y trastornos empezó en la prehistoria de manera accidental, con la ingesta de plantas tóxicas o para evitar/sanar picaduras de insectos.

Sus conocimientos pasaron a las sociedades posteriores, advertidas de las plantas que eran dañinas y aquellas que servían para curar, empezando a tomar conciencia de que la naturaleza es una fuente ingente de sustancias con propiedades curativas.

Hoy día, a pesar de que el consumo de plantas medicinales ha aumentado en todo el mundo, y es frecuente combinarlos con medicamentos convencionales, en España aún no existe una titulación oficial sobre plantas medicinales en la rama de la Sanidad y hay un escaso conocimiento de la Fitoterapia por parte de la mayoría de profesionales sanitarios titulados. Aunque sí se proporciona formación no oficial sobre terapias naturales.

 

Riesgos importantes a tener en cuenta

 

Muchas personas creen que todos los productos que emplean plantas son inofensivos cuando, en realidad, su efecto dependerá del contenido en principios activos que tenga. Principios activos que coinciden, en repetidas ocasiones, con los de la medicina convencional, que usa los mismos ingredientes primarios.

Como pasa con la medicación convencional, algunas plantas pueden provocar reacciones adversas, intoxicación, sobredosis o interacciones peligrosas para la salud.

Hay que tener en cuenta que, el consumo de plantas con fines terapéuticos es realmente un proceso de medicación y, consecuentemente, es importante que informemos a nuestro médico si hacemos uso de alguna de ellas.

Pero, de igual manera, también es necesario un control médico de todos los productos que provienen de plantas medicinales, como ya se hace con los medicamentos tradicionales.

Y, ante todo, tengamos mucha precaución al usar plantas con efectos farmacológicos activos. Antes de utilizar cualquier planta medicinal, asegurémonos de conocerla muy bien; muchas plantas pueden confundirse fácilmente y, un error, puede provocarnos problemas de salud muy graves e incluso irreversibles.

El Árbol del Té, una planta medicinal

El Árbol del Té es originario de las tierras húmedas de la costa de Nueva Gales del Sur, Australia. Es un árbol pequeño, de entre cuatro y siete metros de altura, cuyas hojas aromáticas tienen forma de aguja y sus cabezas florales sésiles son de color amarillo o púrpura.

Su aceite ha sido utilizado por los aborígenes australianos durante miles de años, obteniéndolo mediante la destilación, por cocción o al vapor, de sus hojas y ramas.

En 1920, el Dr. Arthur Penfold, químico del gobierno de Australia, estudió sus hojas e hizo públicas sus propiedades antisépticas, convirtiéndolo en un tratamiento estándar en Australia para la prevención y tratamiento de infecciones por heridas.

Actualmente, el aceite de las hojas y ramas del Árbol del Té se comercializan en el mundo entero, bien como aceite o bien incluido entre los componentes de miles de productos de belleza, higiene o salud.

Sus activos principales son alcoholes terpénicos, terpenos y óxidos terpénicos, y sus principales beneficios: antiinfecciosos, inmunoestimulantes, antinflamatorios y curativos.

 

Propiedades del aceite del Árbol del té

 

No existen evidencias de que el aceite del Árbol del Té interaccione con otros medicamentos, pero sí estudios que demuestran su sus propiedades antimicrobianas, antisépticas, antimicóticas, antibióticas, antinflamatorias, cicatrizantes y estimulantes del sistema inmunológico.

El Árbol del Té es una planta medicinal cuyos principios activos tienen múltiples propiedades. Por este motivo, es una planta curativa muy utilizada en la Fitoterapia o medicina alternativa.

 

1- Uso epidérmico

Sus principios activos penetran con facilidad en las capas externas de la epidermis, así que cuando lo utilizamos de forma tópica, el aceite de Árbol de Té es seguro y sus propiedades antimicrobianas, antimicóticas y antisépticas son muy eficaces para aliviar síntomas de dolencias, como: el pie de atleta, la psoriasis, los herpes, la varicela, la onicomicosis, los hongos en las uñas y en la piel, la candidiasis oral y vaginal, o la cistitis.

También es muy efectivo para raspaduras y pequeñas heridas, quemaduras, acné, manchas en la piel, verrugas, pruritos, granos o erupciones cutáneas. Y para limpiar impurezas en la cara, las pieles grasas, como hidratante, como regenerador cutáneo, para calmar irritaciones en la piel, para desinfectar y proteger nuestras manos, como desodorante, para picaduras de insectos y para fortalecer y acelerar el crecimiento de tu pelo, eliminando la caspa, los piojos o las liendres, y fortaleciendo el tratamiento de la dermatitis seborreica lactante (costra láctea).

 

2- Usos para el sistema respiratorio e inmunológico

Gracias a sus propiedades antibióticas, antiinflamatorias y antivirales, es un remedio natural para luchar contra infecciones y otras dificultades y patologías del sistema inmunológico, como: sinusitis, rinitis, anginas, asma, bronquitis, catarro/resfriado, tos y silbidos en el pecho, tos ferina, fiebre y gripe.

 

Qué tener en cuenta para usar el aceite del Árbol del Té

 

Hay que ser muy precavido a la hora de utilizar plantas curativas con efectos farmacológicos. Si no somos expertos en Fitoterapia o en Farmacognosialo mejor es preguntar en nuestra farmacia cuál es la mejor alternativa de aceite del Árbol del Té para nuestra dolencia, tanto en lo relativo al formato, como a las cantidades o a la frecuencia de uso más adecuada para nuestra dolencia.

El aceite del Árbol del Té se vende en botes de diferentes tamaños, como aceite esencial o como aceite puro. También puedes comprar las hojas del Árbol del Té a granel y hacer tus propias destilaciones, o bien comprar compuestos ya preparados de productos que llevan incluida la cantidad de aceite de Árbol de Té necesaria para cada propósito específico.

Aun y así, debemos saber que el aceite del Árbol del Té nunca debe ingerirse vía oral, no debe usarse en caso de eczemas, sensibilidad cutánea, niños menores de tres años, o personas embarazadas o en período de lactancia.

Usarlo sin conocimiento puede provocarnos irritación de la piel, sarpullido alérgico, picazón, escozor, ardor, descamación, enrojecimiento, sequedad, desorientación, ataxia, menor nivel de consciencia o ginecomastia en niños pequeños.

Métodos anticonceptivos con receta médica

 

Hoy en día existen múltiples métodos anticonceptivos a nuestro alcance. Algunos necesitan receta médica para poder comprarlos en nuestra farmacia de confianza y, por lo tanto, la intervención de un profesional sanitario. Es importante aprovechar la visita al médico para aclarar cualquier duda que nos surja.

Ninguno de ellos, por sí mismo, nos protege de infecciones ni enfermedades de trasmisión sexual. Sólo combinados con el condón interno o con el preservativo masculino estaremos protegidos.

Ninguno de ellos tiene porqué interrumpir nuestro momento de intimidad, podemos compaginarlos con otros métodos anticonceptivos y usarlos junto a lubricantes, tampones, copas menstruales o compresas.Y, si decidimos tener hijos, basta con dejarlos y podremos quedar embarazadas de forma inmediata.

 

Métodos anticonceptivos con receta médica disponibles en farmacias

 

Menos el DIU de metal, todos usan hormonas para evitar la concepción deteniendo la ovulación y favoreciendo el espesor del moco de nuestro cuello uterino. Son:

 

  • El diafragma: copa de silicona, blanda y flexible, en la que debemos introducir una cucharada de espermicida para que tenga mayor efectividad. Se coloca hasta dos horas antes de la relación y hay que dejarlo puesto hasta seis horas después. Podemos colocárnosla nosotras mismas y, si vamos a tener relaciones varias veces, hay que añadir más espermicida. Si la cuidamos correctamente, podemos usar el mismo diafragma durante dos años, pero nunca durante más de 24h seguidas.
  • Las pastillas anticonceptivas: anticonceptivos orales que tomaremos nosotras mismas, cada día. Existen dos tipos: combinadas y de solo progestina. Es el método anticonceptivo más usado hasta día de hoy, requiere de un chequeo médico, al menos, una vez al año y de una revisión de nuestra presión arterial tres meses después de empezar a tomarla.
  • El parche anticonceptivo: parche que podemos colocarnos nosotras mismas sobre la piel limpia y seca (sin cremas, maquillaje o talcos), y en un lugar plano, como: el vientre, los glúteos, la espalda o el antebrazo. Se usa durante una semana y luego hay que ponerse uno nuevo, en un lugar distinto del que colocaste el anterior. Así durante tres semanas seguidas, la cuarta semana debemos sacarlo y esperar siete días hasta ponernos uno nuevo (coincidiendo con la semana que nos baje el período).
  • El anillo vaginal: anillo pequeño y flexible que nos introducimos nosotras mismas y podemos usar 24h al día durante tres semanas seguidas. No tenemos que preocuparnos por su ubicación exacta, si podemos caminar sin notarlo es que está bien. En la cuarta semana debemos sacarlo y esperar una semana hasta ponernos uno nuevo (coincidiendo con la semana que nos baje el período).
  • El dispositivo intrauterino, DIU: existen dos tipos de dispositivos intrauterinos: de metal (sin hormonas) y de plástico flexible (hormonal). Su eficacia anticonceptiva está entre los cinco y los doce años, dependiendo del que escojas. Debe colocarlo nuestro médico de confianza, podemos ponérnoslo en cualquier momento (incluso tras dar a luz) y su procedimiento dura unos cinco minutos. El DIU también es de gran efectividad como método anticonceptivo de emergencia, si te lo pones en las siguientes 120 horas de haber tenido una relación sexual de riesgo.

 

Métodos anticonceptivos disponibles en centros de salud y ginecológicos

 

También podemos decantarnos por métodos anticonceptivos que sólo podremos adquirir en un centro de salud o en nuestro centro ginecológico de confianza, son:

 

  • La bola intrauterina, BIU: método anticonceptivo con sólo tres meses de comercialización en España. Sus características son iguales a las del DIU de metal, pero en forma de bola tridimensional, blanda y moldeable.
  • La inyección anticonceptiva: método anticonceptivo hormonal y libre de estrógenos, que debe inyectarnos, preferentemente, nuestro profesional sanitario de confianza, cada tres meses.
  • El implante anticonceptivo: método anticonceptivo hormonal y libre de estrógenos, en forma de pequeña varilla flexible. Debe implantárnosla nuestro profesional sanitario de confianza bajo la piel de la cara interna de nuestro brazo no dominante, y tiene una duración de tres años.
  • La ligadura de trompas: procedimiento quirúrgico y permanente en el que nos cierran, cortan o extraen, de forma permanente, partes de nuestras trompas de Falopio.
  • La vasectomía: procedimiento quirúrgico y permanente en el que nos bloquean los conductos del escroto que transportan los espermatozoides, con el objetivo de que éstos no puedan salir de dicho conducto.